A todas las madres

Desde la AFCM queremos hacer un sentido homenaje a las madres, a todas las madres del mundo, a la madre encarnada como la dadora de vida y cuidados, como la mejor maestra en la entrega y generosidad.

Hemos elegido para esta ocasión un poema de consuelo, un mensaje ancestral que hoy más que nunca necesitamos y que nos enseña a percibir y conservar lo que amamos y lo hace a través de la sabiduría de los pueblos indígenas, transmitida generación tras generación.

No te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy ahí. No duermo ahí.
Soy como mil vientos soplando.
Soy como un diamante en la nieve, brillando.
Soy la luz del sol sobre el grano dorado.
Soy la lluvia gentil del otoño esperado,
Cuando despiertas en la tranquila mañana.
Soy la banda de pájaros que trina.
Soy también las estrellas que titilan,
Mientras cae la noche en tu ventana.
Por eso no te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy allí. Yo no morí.

Amor materno, amor incondicional

Plegaria perfecta para simbolizar el amor de madre, el manto cálido de la ternura que nos ofrece más allá de la muerte y que desde la ausencia nos llama a abandonar el lamento para buscar el consuelo, a percibir el amor materno, su amor incondicional, su protección, sus cuidados y sus mimos, que se desprenden de ese sinfín de momentos especiales en los cuales deposita su esencia.

Homenaje-familias-madres

Este es pues un homenaje a la madre, que ilumina nuestro camino por la vida, que nos da confianza, que nos sirve de consuelo, de esperanza, de cobijo, de protección, a la madre proveedora de savia divina que alimenta nuestra armonía emocional, a la madre vital.

A las madres que el COVID nos robó y que se fueron sin hacer ruido, silenciosamente, con un dedo en los labios, dejándonos su estela vital y la certeza de que siempre estarán cerca, en cada canto de pájaro, en cada estrella, en cada recodo de la naturaleza también madre, en la sonrisa de los nuestros, en cada “gracias”, en cada “te quiero”, en el recuerdo grato de lo vivido… en la memoria de nuestros cementerios.

Estarán en nuestro corazón, siempre.

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